miércoles, 25 de enero de 2012

Las barbas de Sealtiel Alatriste

Un editor barbudo –cuya vellosidad, en apariencia, no interesa tanto como el premio Villaurrutia que le acaban de regalar– visita cierto restaurante en donde meriendo con regularidad. Ahí conversa prolongada,  febrilmente, con unos y con otros; se toma fotografías con la mayoría y almuerza con todo el mundo. Una mano longeva, nudosa, moteada y tan liviana como si estuviera hueca, se alza una y otra vez, sentenciosa, sobre una pesada ola de insistente y susurrante facundia.
–¿Y qué tal? –les pregunto a algunos–. ¿Qué opinión les merece a ustedes este señor Alatriste?
–¡Majestuoso! ¡Formidable! ¡Elocuente! –me responden, casi al unísono–. Es un hombre realmente vivaz e inteligente…

martes, 10 de enero de 2012

La fuente de Oscar Wong


Magullado físicamente –en su apartamento de la colonia Narvarte- encuentro al poeta Oscar Wong. Desde hace algunos años sufre de gota y -como si fuese, realmente, un enfermo desahuciado- me recibe tumbado sobre un sofá. Su pierna derecha, levantada dramáticamente sobre una mesita de centro, le concede, en efecto, cierta desventura. Una mujer -ignoro si de su familia o de su ermita de adeptos- le facilita una muleta, acentuando un espectáculo más desgarrador.